abril 21, 2005

INP

"¿Qué tiene un jubilado entre las piernas? Otro jubilado! jajajajaja" Chiste típico de Álvaro Salas -que humorista tan malo- en sus rutinas de los noventa. Pero cuando el chiste se te viene a la cabeza, cuando escuchas tanto la palabra "jubilado", dentro de tanto jubilado, no da risa, da lata.
Eso me ocurrió hoy, cuando acompañé a mi suegra a pagarse sus 70 lucas. Ahí estaba, rodeado de gente donde sí o sí había nacido antes de 1950, en la fila del pago, con mi suegra del brazo. No muy cómodo, porque estaba preocupado que ella estaba hace mucho rato de pie, habiamos caminado ene, y ella tiene artritis/artrosis (no sé la diferencia) y osteoporosis y por ende, no puede estar mucho rato parada, además cuando caminamos, ella camina como "patito", por lo tanto, yo tampoco puedo caminar bien, para que ella se afirme bien.
¿Me molesta? Para nada, yo creo que si existe una relación de yerno/suegra buena, es la que tengo yo con ella. Me carga que la gente hable mal, odio a quienes "tienen nietas mujeres y nietos hombres", o que "saquen para fuera al gato y luego lo entren para dentro" o que les cueste "mir pesos" alguna cosa. Pero a mi suegra se las dejo pasar, me da lo mismo, porque le tengo demasiado cariño. Y sé que ella a mi también me lo tiene, porque me pregunta cómo estoy, como amanecí, me pide que la acompañe a todos lados, cuando vamos al supermercado o salimos los tres con mi bf, prefiere andar conmigo que con él.
Incluso, cuando tuvimos el segundo quiebre con mi bf, sé que ella no tomó once como en dos semanas, porque me echaba mucho de menos, claro hasta que volví a la casa.
Volviendo al INP, lo único bueno de eso, fue que hace tiempo no me sentía el menos viejo de mi entorno. Había una señora que se deshacía en disculpas con la cajera, por haberle pasado el carné de la hermana y no el de ella; la cajera tuvo que ir hacia la oficina de la jefa para preguntar que onda y el cuento. Lata por la señora.
El resto, me dio lata, y eso del Abuelo Simpson, que lo muestran como un estorbo en la familia y en la sociedad, es verdad. Y me vino algo a la cabeza: una virtud de los cajeros automáticos. ¿Cuál? La dignidad que le puede ofrecer a una persona. Porque claro, es mucho más digno sacar la plata de un cajero automático, a hacer esperar a alguien qué está que se le desarman los huesos por $ 70 mil al mes.

Pd: Mi suegra no sabe que es mi suegra, pero tampoco es tonta...